miércoles, 22 de febrero de 2012

SIEMPRE AMANECE


En una fría tarde de invierno el 23 de febrero de 1905, en “una habitación
pequeña, no muy bien iluminada con un escritorio y tres o cuatro sillas
incómodas sillas, un perchero en el rincón, uno o dos cuadros y plano de
ingeniería en la pared”, nació Rotary, en un acto que más tarde sería
calificado como el “Milagro de la Calle Dearborn” de Chicago.

A través de sus 107 años de vida, Rotary ha extraído de la sabiduría y la
moral de los siglos, la filosofía de desarrollar la amistad y el espíritu de
servicio, como las más grandes virtudes para lograr la paz entre los hombres
y embellecer la vida. La Teoría y la acción rotaria deben ser llevadas a la
práctica en todos los campo, en todos los tiempos y circunstancias, con
inteligencia, fe y sinceridad.

Esa esperanza que es la gozosa certeza de que en el mundo hay más amor que
odio y de que siempre habrá un amanecer y que el fruto natural de la
esperanza, es la alegría, acompañada inseparablemente de la verdad y la
justicia.

Santo Tomás no podía o no quería creer que Cristo había resucitado: que la
luz era más fuerte que la noche. Nuestros contemporáneos parecen no creer
que la vida es don maravilloso; y que cada día es una reafirmación solemne
del gran principio que conduce la historia del universo: siempre amanece.

En el mundo han pasado millones de cosas, entre ellas muchas sórdidas y
feas; pero nunca ha dejado de amanecer. La luz del alba puede a lo sumo
demorarse, hay noches de invierno, noches polares, noches lunares que pueden
prolongarse horas, semanas y aún meses; pero siempre amanece.

El hombre tiene derecho a la esperanza de un nuevo amanecer. Y Rotary debe
ser para el mundo signo y fuente de esperanza…Sin necesidad de salirse de
una visión realista, los Clubes Rotarios deben convertirse en lugares de
optimismo, donde todos sus socios se entreguen resueltamente a discernir los
aspectos positivos de las personas y de los acontecimientos.

Sin la alegría de la esperanza el hombre ya está muerto de hecho. Tal vez
sea esta la misión más urgente para el mundo de hoy: enseñar a descubrir y
dar de beber en las múltiples fuentes de alegría y esperanza que abundan en
el mundo.

La próxima vez que alguien codifique los derechos humanos hará bien en
acordarse del derecho a la esperanza.

Rotary nos entrega a cada uno de nosotros las herramientas adecuadas para
que tracemos y abramos caminos de paz. Debemos trasformarnos de pacifistas
en pacificadores, en personas y clubes que lleguen al corazón de cada ser
humano con nuestro mensaje y que las obras que realicemos, sean realmente
fuentes de alegría y de esperanza que siempre lleve la luz de un nuevo
amanecer.

“En Rotary, si estuviese todo hecho, entraríamos en una etapa de decadencia
y sería el principio del fin como institución” nos ha dicho nuestro fundador
Paul Harris, para indicarnos en forma perentoria que la rutina y la
mediocridad no tienen cabida en el quehacer rotario.

Usemos las herramientas institucionales que nos da, para cumplir con el
Ideal de Servicio, pero hagámoslo con el convencimiento de personas de bien,
que sólo aspiran a un brillante amanecer, en este nuevo aniversario de
Rotary. 

Fernando
Amengual del Campo

Director HojaNoticias

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